La bandera: El nombre de la bandera danesa, Dannebrog, que significa «la bandera de los daneses» o «la bandera roja», aparece por primera vez en un texto danés el año 1478 y en un texto holandés 100 años antes. En un libro de heráldica holandés (Gelre), de 1370-1386, se aprecia una bandera roja con una cruz blanca entre las armas reales de Valdemar IV Atterdag.
Según una leyenda mencionada en la crónica danesa de Christiern Pedersen hacia 1520 así como por el franciscano Peder Olsen el año 1527, aproximadamente, Dannebrog cayó del cielo durante una batalla en Estonia. El franciscano Peder Olsen relaciona el acontecimiento con una batalla que tuvo lugar el año 1219 y la tradición sostiene que la bandera apareció en la zona de Lyndanisse el 15 de junio de 1219. Probablemente, la leyenda nació alrededor del año 1500 a partir de la idea de que la bandera que el rey Hans perdió en una derrota en Ditmarsken, en el norte de Alemania, el año 1500, era Dannebrog caída del cielo. Federico II reconquistó la bandera en 1559 y la hizo colgar en la catedral de Schleswig, en lo que actualmente es Alemania del Norte. En una canción procedente de la campaña del año 1500 se relaciona la bandera en forma de cruz con el sueño sobre la cruz que tuvo el emperador romano Constantino el año 312, antes de la batalla por la que pasó a ser soberano único del Imperio Romano y, según cuenta la tradición, se convirtió al cristianismo. Esta visión de la cruz con la que se relacionan las palabras in hoc signo vinces («bajo este signo vencerás»), es el prototipo de milagros en los que aparece una cruz en el cielo que, especialmente en la Península Ibérica, se relacionaban con batallas entre cristianos e infieles.
La Orden portuguesa de Cristo, que se constituyó durante una cruzada contra los moros el año 1318, utilizó una cruz blanca paté, provista de una orla roja. Una «portuguesa» era una moneda que reproducía la cruz de Cristo y las palabras in hoc signo vinces. Desde el año 1591, Christian IV acuñó moneda danesa provista de una cruz similar que pronto fue considerada como la cruz de Dannebrog. En 1603 se añadió el aforismo constantiniano, que aparece citado en la crónica que escribe Arild Huitfeldt y en la que también se relacionan la aparición a Constantino y la leyenda acerca de la caída del cielo de Dannebrog.